Este caso seguramente te parecerá muy familiar: Tienes una entrega importante a la vuelta de la esquina, el tiempo se te viene encima, el estrés se empieza a asomar por momentos PERO no puedes dejar de procrastinar.
Haces de todo con tal de no empezar a hacer en lo que realmente deberías estar trabajando. Checas tu correo electrónico, limpias los archivos de tu computadora, le llamas a tu abuela, organizas tu cajón de calcetines, cualquier cosa que pueda retrasar ese proyecto… ¿Te suena?
Si respondiste que sí, obviamente necesitas ayuda.
Pero, ¿qué puedes hacer para inspirarte y comenzar a realizar aquellos proyectos que parecen aburridos o abrumadores?
Resulta que la ciencia tiene algunas respuestas bastante buenas.
¿Qué te hace no querer empezar o avanzar esos proyectos?
Hay un par de razones psicológicas por las que tú mismo podrías ser tu peor enemigo a la hora de no poder/querer avanzar en esos grandes proyectos. Normalmente, todo se reduce al auto sabotaje de tu productividad, según las investigaciones esto puede ser un esfuerzo subconsciente.
Si haces algo que es el polo opuesto de lo que realmente deberías estar haciendo (por ejemplo, limpiar tu bandeja de entrada en lugar de escribir ese informe importante), se está dando una salida, un elemento externo al que puedes culpar por el hecho de que no hizo algún progreso en la tarea debida.
Un estudio realizado por la Universidad de Yale descubrió que tu cerebro intenta simular un trabajo productivo al llenar tu tiempo con esas pequeñas tareas fáciles de tu lista de pendientes. En realidad no estás progresando en ese gran proyecto, pero aún sientes que estás siendo productivo.
Cómo dejar de procrastinar y empezar a trabajar de una vez por todas
“Just do it” es un eslogan que le ha funcionado de maravilla a Nike, pero no es exactamente el consejo de productividad más útil o motivador. Después de todo, si tuvieras los medios internos para comenzar, probablemente ya lo habrías hecho. ¿No?
Mejor vamos a respaldarnos en la ciencia y te compartimos 4 consejos probados científicamente para que dejes de postergar tus deberes importantes de una vez por todas:
1. Divide tu proyecto en tareas pequeñas
Un gran truco de productividad es dividir en pequeñas tareas ese gran proyecto que has estado evadiendo. Crea una hoja con puntos a seguir hasta llegar a la meta. De esta forma, en vez de sentir que no tienes idea de cómo comenzar, tendrás un esquema detallado que te guiará paso a paso.
Una investigación reciente describe un fenómeno llamado principio del progreso, que explica que de todas las cosas que pueden generar felicidad durante un día de trabajo, lo más importante es avanzar en un trabajo significativo. Aprender a reconocer y celebrar estos logros pequeños dentro de un proyecto grande aumentará significativamente tu estado de ánimo y motivación.
En resumen, la felicidad y la productividad están más estrechamente relacionadas de lo que piensas.
2. Establece fechas de entrega promedio
¿Cuál de estas afirmaciones te crea un mayor sentido de urgencia: “el proyecto se debe presentar en dos meses” o “el proyecto se debe presentar en 60 días”?
Si eres como la mayoría de las personas, la fecha límite que se describe en días infunde un sentido de urgencia mucho mayor. Es un poco contradictorio, ya que pensarías que el número más grande en realidad sería algo reconfortante. Pero dividir las tareas en días (en lugar de semanas o meses) realmente puede ayudarte a darte esa empujón que necesitas para iniciar.
Durante un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Michigan y la USC, los participantes se dividieron en dos grupos. Al primer grupo se le preguntó si se jubilarían en 40 años, ¿cuándo deberían comenzar a ahorrar para la jubilación? Al segundo grupo se le preguntó si se jubilarían en 14,600 días (equivalente a 40 años), ¿cuándo deberían comenzar a ahorrar para la jubilación?
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Como era de esperarse, el grupo que recibió la medición del tiempo en días sintió una mayor urgencia por comenzar a ahorrar antes en comparación con el grupo que recibió la medición en años.
¿Pero por qué? Según los investigadores del estudio, establecer plazos en días conecta mejor tu yo futuro con tu yo actual, por lo tanto, aumenta la sensación de que el tiempo se está escapando rápidamente.
3. No es un maratón
Cuando tienes un deadline a la vuelta de la esquina, es muy fácil pensar que deberías esclavizarte en tu computadora hasta que estés agotado y con los ojos llorosos hasta altas horas de la madrugada.
Sin embargo, tal como nos dicen los hallazgos científicos, es mejor trabajar por ratos que en sesiones tipo maratón. De hecho, trabajar por un período de 52 minutos con un descanso de 17 minutos podría ser el sprint ideal para aumentar tu productividad.
Si no te gustan esos períodos de tiempo incómodos, la Técnica Pomodoro es un método de gestión del tiempo de 25 minutos que te ayudará a asegurarte de tomar descansos adecuados y darle a tu cerebro algo de espacio para respirar.
4. El estrés te está saboteando
Científicamente comprobado: Los altos niveles de estrés pueden destruir tu productividad. Según un estudio de Towers Watson, el 57% de los empleados que experimentan un alto nivel de estrés en el trabajo fueron mucho menos productivos e incluso se sintieron desconectados de su propio trabajo.
Según las encuestas realizadas por Towers Watson, existen algunas correlaciones sorprendentes entre el estrés y la productividad:
- 57% de los trabajadores que tienen un alto estrés en el trabajo se sintieron menos productivos y desconectados.
- 68% de los trabajadores consideró que las horas requeridas para completar su trabajo cada día superaban las horas en su jornada laboral.
- El alto estrés en el trabajo está relacionado con el ausentismo.